Un spa es por supuesto un espacio de relajación. Proyectamos un edificio divido en dos zonas: un área de recepción y atención de los usuarios y un área de bienestar, donde están las salas de masaje. El volumen es permeado por un jardín pequeño que divide las dos áreas, generando un pasillo acristalado que se abre hacia dicho jardín. Se trata de un edificio de líneas simples y una fachada discreta que guarda la privacidad hacia el frente, mientras que se abre en dirección posterior, hacia al jardín, permitiendo sentir la conexión con el entorno en las salas de masaje.

El spa posee grandes superficies de cristal que bañan el interior de luz natural, creando un ambiente de claridad y calidez, que evoca relajación y bienestar.